Miguel Corral / Tribuna de Salamanca

Ante el abundante caudal de la mayoría de los ríos trucheros y la dificultad que ello supone para practicar técnicas como la pesca a mosca, muchos aficionados a esta modalidad deportiva deseosos de sentir correr por su cuerpo la adrenalina han optado en estos días por buscar otras especies piscícolas, en algunos casos consideradas erróneamente de menor interés que las truchas. Pero quien ha experimentado en su bajo de línea la picada de carpas y barbos puede asegurar que ambas ponen a prueba al pescador más experto y al equipo más potente.

Si bien es cierto que especies de ciprínidos como las señaladas con anterioridad son generalmente menos exigentes a la hora de valorar su comida, no lo es menos que su comportamiento desconfiado y huidizo obliga al pescador a prestar una atención especial en el momento de su acercamiento. Sobre todo si lo que se pretende es pescar a pez visto, una de las técnicas más comunes y valoradas por el pescador de cola de rata.

A diferencia de otros artículos sobre la pesca de ciprínidos con esta técnica, en esta ocasión nos centraremos en la pesca de ambas especies en embalses, por lo que otra de las consideraciones a tener en cuenta será el equipo a utilizar, más exigente en cuanto a su potencia. Pues hay que pensar que vamos a enfrentarnos a peces que superan fácilmente los dos kilos de peso, y por tanto, ello nos obliga a emplear materiales más resistentes y a la vez que resulten desapercibidos para los peces, pues de ello dependerá gran parte del éxito en nuestra jornada de pesca.

Por último, en este apartado deberemos valorar en su justa medida el equipo más ligero posible y al mismo tiempo que sea capaz de garantizarnos la suficiente resistencia para acercar hasta la orilla a nuestras capturas, cuestión muchas veces harto complicada.

Como si se tratara de la pesca de salmónidos, lo principal es que tanto la caña, el carrete y la línea estén compensados entre sí. Lo lógico es que si nuestra caña es para líneas 4-5-6, utilicemos un carrete de esos mismos valores, igualmente que la línea, aunque preferentemente la más gruesa por tratarse de peces muy fuertes. En cuanto a la longitud de la caña, una de nueve pies será suficiente, y si tiene talonera, mejor, pues nos ayudará a apoyar la caña después de varios minutos con el brazo en tensión.

Muchos pescadores utilizan en la pesca de ciprínidos varios metros de línea extra en previsión de lo que pueda pasar, pues en alguna ocasión podemos llegar a ver el fondo de nuestro carrete y perder por tanto la captura de nuestra vida. El backing es un sedal trenzado de unas 20 libras de resistencia que se une entre el principio de la línea y el carrete, proporcionándonos así unos metros más de línea que los 25 ó 30 a que están limitadas las colas de rata.

Otra cuestión a tener en cuenta por lo anteriormente apuntado, será el bajo de línea. Un trenzado flotante de 1,5 metros y un terminal final de fluorocarbono de 0,20 y un metro de longitud, nos darán buenos resultados, aunque siempre será conveniente después de cada captura echar un vistazo al bajo final si queremos afrontar con garantías la siguiente picada, pues en muchas ocasiones, bien con la aleta dorsal, piedras o ramas que se encuentran en el fondo, el terminal resulta dañado durante la lucha y ello puede ocasionar la pérdida del siguiente pez y de nuestra mosca.

Imitaciones para utilizar

En cuanto a las imitaciones a utilizar, preferentemente emplearemos moscas bien visibles, de colores llamativos y de un tamaño por encima al que utilizaríamos en la pesca de salmónidos. Coleópteros como pequeños escarabajos, siempre muy presentes en las orillas de los embalses, darán buen resultado, sin olvidar aquellas propias de cada estación como puedan ser hormigas, avispas, saltamontes e imitaciones de moscas, y nunca desecharemos el empleo de tricópteros, una imitación que siempre debe estar en nuestra caja de moscas en cualquier escenario y en cualquier época del año, y ante cualquier pez al que pretendamos tentar.

Cualquier pescador experimentado sabe que esto de la pesca no es una ciencia exacta, y que incluso a pesar de conocer a los peces y seguir los consejos para una correcta práctica, debemos tener presente que el éxito en esta actividad estriba en la paciencia y en la perseverancia de quien la realiza.